

El barrio judío de Girona es uno de los mejor conservados de todo el mundo, y una muestra evidente de la importancia que tuvo la cultura judía en Girona. Desde Draps, queremos proponerte la ruta que realicé por sus pequeñas y húmedas calles de piedra típicamente medievales, que te permitirán sentir el rumor de una época que se acerca sigilosamente hacia ti.
Son muchos los espacios de la judería de Girona que puedes visitar, pero hemos hecho una pequeña selección para que no te pierdas los indispensables. Se trata de pequeñas reliquias que nos ayudan a poner en contexto el legado judío y entender su peso en la Girona actual. Y es que después de cinco siglos de la expulsión de la comunidad judía, supone todo un privilegio poder pasear por los fascinantes callejones de la ciudad.
A diferencia de lo que ocurre en muchos otros lugares de la península, el barrio judío gerundense conserva muy bien algunas de sus edificaciones, como la calle de Sant Llorenç, que este año fue el corazón del barrio judío. Otra calle que fascina por ser especialmente estrecha y por sus edificios altos es la de la Força (conectada a la de Sant Llorenç); una de los primeros que los judíos habitaron y que forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. El encuentro con una mezuzah en esta calle te habla a través de las historias del pasado que te susurrando en el oído.
Una vez estás ubicado en esta calle, no cuesta nada cerrar los ojos e imaginar el año 1480- una época de conversiones y acusaciones- y sentir el ajetreo de las calles que antaño fueron suyas, de la gente arriba y abajo, de los peleteros, los tejedores, los médicos y de los comerciantes.
En esta misma calle se encuentra la casa Colls-Labayen, una edificación de estilo mezcla de románico y gótico, casi en su estado original. Fue propiedad en su día de una familia judía y durante su larga historia ha pasado a estar en manos de la iglesia y otros propietarios privados.
Y con esta espectacular visión lo entendí: la judería se debe vivir a través de sus muros, ya que brota de la misma piedra, los hierros forjados y de las losas que van dibujando el camino por las estrechas calles.
Para los que deseáis sentiros parte de la historia y conocer de primera mano la vida cotidiana de los judíos de la Girona medieval y sus costumbres, es de parada obligatoria el Museo de Historia de los Judíos, en el centro de Bonastruc ça Porta (donde, precisamente, se ubicaba la sinagoga de la judería). Te espera un recorrido por imágenes, documentos, y otras piezas exhibidas que revelan este pasado tan importante de Girona.
¿Sabías que en Girona nació el rabino Moshé ben Nahman en 1194? Este filósofo, poeta y médico fue un hombre sabio que dejó huella en la historia de la ciudad y en toda Cataluña. Su historia me cautivó aún más cuando encontré en el museo que se trata del famoso Bonastruc ça Porta (su nombre en catalán).
Para seguir vuestro camino entre el entramado laberíntico de la judería, son de parada obligatoria los baños árabes de Girona. Esta instalación, que existía en todas las juderías de la época, se encuentra en la calle Fernando el Católico. Lo más atractivo de este conjunto, que data nada menos que del siglo XII, es una pequeña cúpula que asoma por encima de un edificio de piedra- la linterna de los baños-. Lo que más me cautivó, sin embargo, fue la belleza del juego entre luz y sombra de esta construcción de estilo románico, que a la vez se rige por las normas de edificación de las termas romanas, los baños musulmanes y de los mikvés judíos.